ESTA ES UNA HISTORIA DE LA VIDA REAL

UNA CONFESIÓN VERDADERA
Por Ken fulton

A mí no me gustan las matemáticas… sin embargo, me considero un astrónomo aficionado de primera clase.
No pretendo contradecirme, ni les estoy presumiendo. Es sólo la verdad. De otra manera, ¿creen ustedes que sería fácil cumplir 25 años como astrónomo aficionado? Insisto, soy un buen astrónomo, pero me desagradan las matemáticas.

Cada vez que leo un libro de astronomía, le saco la vuelta a las fórmulas y ecuaciones, se me hacen muy complicadas, y sólo puedo asimilar las más sencillas. Obviamente, si yo fuera un astrónomo profesional eso sería un grave pecado.

¡Imagínense! En lugar de tomar el curso de astronomía en la Universidad, tomé el de redacción, pues para involucrarme en esa clase (astronomía) era requisito dominar las matemáticas.

Definitivamente, si no congenias con el álgebra, la geometría analítica y el cálculo integral es prácticamente imposible que aspires a ser un astrónomo profesional.
Afortunadamente, si a lo que aspiras ser es astrónomo aficionado, no hay barreras, y yo soy prueba de ello.

Bueno, y ¿por qué les escribo esto? Porque se que entre Ustedes hay gente que mira a la astronomía con reservas, aunque les guste.

Posiblemente tú –como otros- piensas que no posees la capacidad intelectual para involucrarte en algo tan “elevado” como la astronomía.

¿No te ha pasado que cada vez que hay una salida de observación, sientes un temor inmenso a cometer un error y ser visto como un tonto?

¿Alguna vez te has tropezado con el tripié de un telescopio perfectamente alineado, o arruinado la vista nocturna de un compañero deslumbrándolo con tu linterna de 10,000 watts? Hay personas que se mantienen al margen de la astronomía para evitarse penas de este tipo…. ¡PERO ES LO PEOR QUE PUEDES HACER!

¡La astronomía está para que la disfrutes! Recuerda: no es necesario que tengas un doctorado en Física Nuclear para suspirar ante la grandiosidad de una noche limpia, despejada y saturada de estrellas.

En mi vida tengo una experiencia personal, muy especial.

Tengo un amigo por correspondencia. El es uno de los astrónomos aficionados más devotos que conozco. Tiene un telescopio refractor de 4 pulgadas f/15. ¡Yo también! Y nos encanta comparar nuestras descripciones escritas de los objetos celestes que observamos.

Es como una competencia, pues a veces el ve más con su telescopio, que yo con el mío. Cada carta que me escribe cuenta cuando menos con cincuenta horrores de ortografía y su manera de redactar es atroz. Sin embargo, es un excelente observador y a veces me gana (¡y eso que yo soy bueno!).

Mi amigo estudió hasta quinto de primaria. No sabe dividir ni multiplicar. No habrá faltado quien lo considere un ignorante.

Hoy, él trabaja en una cuadrilla de limpieza en una constructora a cambio de un salario mínimo. Con el sudor de su frente estuvo ahorrando durante seis largos años hasta que completó para comprar el telescopio de sus sueños.

Para él, los nombres latinos de las constelaciones son muy complicados y no puede deletrearlos: pero las conoce todas, como la palma de su mano. Tal vez se le dificulte dar lectura a un termómetro pero es capaz de estimar con precisión la magnitud visual de una estrella. Sus fuertes manos pueden fracturar un bloque de concreto, pero ante el telescopio, sus dedos deslizan con delicadeza el enfoque del ocular.

¿Ignorante él?….¡JAMÁS!

El me ha enseñado a ver la sutil estructura de una nebulosa y me ha abierto las puertas a cosas que yo nunca había visto. Hace cuatro años compró su telescopio y su gusto por la astronomía está vivo y galopante. Su entusiasmo se contagia fácilmente.

Una vez quiso profundizar su conocimiento y consultó los libros de astronomía básica en una biblioteca. Salió confundido. Así que todo lo que sabe hasta ahora, lo ha tenido que aprender a base de observación y paciencia. Yo les puedo asegurar que él conoce mejor los planetas, nebulosas y galaxias, que muchos amigos que tengo.

Ellos tienen enormes telescopios y equipo completísimo. Mi amigo ha usado su telescopio por varios años ya y nunca se ha apurado por tener uno más grande. Yo he aprendido más de él que de mis libros de texto. Estoy en deuda con él. Una vez estuve a punto de abandonar mi afición por la astronomía.

Hace algunos años, la Universidad no permitió que yo fuera instructor de astronomía pues no contaba con el grado académico necesario, y eso me lastimó profundamente. En medio de la depresión, mi amigo me dijo: “En la Universidad hubieras enseñado astronomía a un grupo reducido de muchachos, pero si escribes sobre astronomía puedes llegar a mucha más gente”. Así, Ustedes están leyendo hoy estas líneas.

Mi amigo me enseñó a no tener lástima de mí mismo y a desarrollar mi afición de acuerdo a mis posibilidades. Si tú haces lo mismo, encontrarás que la astronomía está al alcance de todos y que cualquier persona es capaz de vivirla intensamente.

A propósito: mi amigo especial sufre de parálisis cerebral.
Al Universo no le importa, y a él tampoco.
Se tienen entre sí y yo los tengo a ambos, gracias a Dios.

-Ken Fulton

Cuando puedes medir aquello de lo que hablas, y expresarlo con números, sabes algo acerca de ello; pero cuando no lo puedes medir ni lo puedes expresar con números, tu conocimiento es pobre e insatisfactorio:  puede ser el principio del conocimiento, pero apenas has avanzado en tus pensamientos hacia la verdadera ciencia.
-William Thomson Kelvin (1824-1907)