¿Cómo podemos despertar el amor por el conocimiento de nuestro mundo? ¿Cómo logramos que más personas se interesen y le den valor a la ciencia? Por Alfonso Treviño Cantú
Recuerdo que desde muy temprana edad nació mi interés por la ciencia. Aún no sabía escribir ni leer cuando vi el primer alunizaje por televisión. Seguí durante los siguientes años cada una de las misiones Apolo.
También recuerdo aquella ocasión en que llegué emocionado a casa de mis abuelos—que vivían a medio camino entre mi casa y la escuela—y les platiqué que ese día había aprendido los planetas. Me sentía muy contento de poder recitarlos todos… en orden de tamaño, pues así los había llevado la maestra en una cartulina. Alarmadas, mis tías le pidieron a mi abuelo que me prestara su libro del universo y lo abrieron frente a mí en la página donde estaba un diagrama del Sistema Solar. Desde ese día, todos los días que pasaba por la casa de mis abuelos, pedía prestado ese libro y, poco a poco lo fui leyendo hasta haberlo devorado todo. Para resumir esta historia, basta con decir que ese libro ahora está en mi poder; fue mi primer libro de astronomía, uno de los tesoros más apreciados que tengo.
A los astros le siguieron los átomos, las fuerzas, las células y tantas otras cosas. [quote_left]Yo no podía, y sigo sin entender, como era posible que otras personas no compartieran esa fascinación por la ciencia que yo tengo. ¿Por qué otras personas no hayan satisfacción en la lectura?[/quote_left]
Últimamente me he estado haciendo mucho estas preguntas, y creo encontrar algunas respuestas, algunas basadas en observaciones, otras fruto del mero razonamiento. Quisiera compartir con ustedes algunas observaciones y especulaciones con respecto al tema.
El ser humano, sin importar la adherencia o no adherencia a una religión, se ve a sí mismo con mucha frecuencia como el pináculo de la creación. Si bien, biológicamente somos animales, raras veces nos miramos a nosotros mismos como tales.
No obstante, si nos vamos a la esencia de lo que hacemos en nuestras vidas, no hacemos más que lo mismo que cualquier otro animal hace, aunque la forma en que nosotros actuamos es más sofisticada. Luchamos por nuestra sobrevivencia: colectamos o cazamos nuestra comida en restaurantes y supermercados; buscamos un sitio donde guarecernos de los elementos y nuestros enemigos, para lo cual usamos cuevas artificiales que llamamos casas; Luchamos por obtener recursos vitales—dinero, un recurso artificial con el cual conseguimos los recursos básicos de comida y morada, entre otros—, y en nuestros ratos libres jugamos y nos divertimos.
Los cachorros de muchos animales practican juegos que no son más que prácticas inocentes y divertidas que los preparan para su supervivencia como adultos: los humanos jugamos a pretender aquello que nos gustaría hacer cuando crezcamos, practicamos deportes que nos mantienen físicamente en forma, jugamos videojuegos que nos dan ciertas destrezas, etc. ¿No será que muchas personas están tan preocupadas por su supervivencia que no se dan tiempo para curiosear por nuestro mundo? Pudiera ser.
[quote_left]Me da tristeza cada vez que veo que una librería cierra sus puertas. Observando a dónde van las personas en un centro comercial me doy cuenta que las librerías son las tiendas menos visitadas. [/quote_left]
Si comparamos la cantidad de visitantes a una librería del país vecino con una del nuestro, nos daremos cuenta que en nuestro país las librerías son poco visitadas. A veces me pregunto de qué viven los libreros.
Eventos como la Feria Internacional del Libro que año con año se lleva a cabo en nuestra ciudad y que constantemente gana el premio del evento con mayor asistencia en el centro de convenciones que la aloja, me dejan con la esperanza de que no todo está perdido, que sí hay gente que busca esparcimiento con la lectura.
Un fenómeno parecido lo veo cuando se realizan eventos como La Noche de las Estrellas, en donde una gran cantidad de público se da cita en el lugar y hora convenidos para mirar por los telescopios de los astrónomos aficionados. Algunos llevan sus telescopios, buscando respuestas a dudas que tienen sobre cómo usarlos.
Sí, si se busca bien podremos encontrar que sí hay interés por las ciencias, pero me pregunto, ¿cuántas personas que asisten a eventos culturales se convierten en aficionados a la ciencia reincidentes? Otra observación interesante que he hecho es con relación a los museos. Los museos de arte y de historia son menos visitados que los museos de ciencias, salvo cuando aquéllos presentan exhibiciones icónicas—como por ejemplo una exposición de Picasso o cualquier figura popular en el arte o la historia. Los museos de ciencias siempre cuentan con público, ¿por qué? Tengo la impresión que muchos padres consideran que las ciencias son cosas de niños, ideales para despertar la imaginación y la curiosidad en sus pequeños que están creciendo, pero fuera de eso, sin mucha importancia práctica.
[quote_right]He observado que poca gente lleva a sus hijos a una exhibición de pintura o historia, con excepción de los casos en los que los niños sienten atracción por esos temas.[/quote_right]
En muchas ocasiones, platicando con adultos, he escuchado cuestionamientos tales como: ¿Por qué invertir en la carrera espacial? ¿Por qué invertir en investigación nuclear si a cada rato hay accidentes? ¿Qué ganamos con el estudio de los cielos? Esas personas con frecuencia argumentan que todo ese dinero se está desperdiciando y que hay mucha hambre en el mundo Yo siempre les contesto que la gran mayoría de las cosas que tenemos a nuestra disposición y que hacen más agradable nuestras vidas provienen de investigaciones que nacieron de la simple curiosidad por aprender. ¿Por qué no cuestionaron el dinero que se gasta en armas y guerras? Rarísimas veces he escuchado ese cuestionamiento, incluso en boca de personas muy pacifistas.
Todo esto me lleva a una pregunta: ¿Cómo podemos despertar el amor por el conocimiento de nuestro mundo? ¿Cómo logramos que más personas se interesen y le den valor a la ciencia? Y aquí hay que aclarar: No se trata de que todos sean científicos; nuestra sociedad requiere abogados, contadores, ingenieros, políticos y muchas profesiones más: simplemente se trata de encender el amor por la ciencia. Habrá quienes deseen dedicar su vida a una carrera en pos de la verdad del mundo, y habrá quienes deseen contribuir con la sociedad de otra forma. Lo que nosotros, como divulgadores científicos aficionados debemos buscar es cómo hacer que se valore a la ciencia y se le dé su lugar apropiado en nuestra civilización.
Creo que mucho está en la educación, tanto la educación que recibimos en nuestro seno familiar y en las escuelas. Todos podemos hacer algo en nuestros hogares, y quizá algunos puedan influir en el sistema educativo, pero hay un nicho en donde todos podemos colaborar: haciendo divulgación.
¿Cómo podemos divulgar? Hay incontables maneras y cada quien debe buscar la o las que se ajusten mejor a su forma de ser y a sus habilidades. La escritura y publicación de artículos en medios de acceso público, tales como diarios, revistas o incluso el Internet; organizando eventos de divulgación, como es el caso de La Noche de las Estrellas; exponiendo sus conocimientos en conferencias y talleres prácticos: hacer campaña enérgica contra la pseudo-ciencia.
Aquí quiero hacer un paréntesis con respecto a la pseudo-ciencia. Todo mundo tiene derecho a creer en lo que desee, especialmente si una creencia le ayuda en su búsqueda de la felicidad, armonía o equilibro consigo mismo y el resto del mundo. De ahí que existan los amuletos, creencias, adivinaciones, etc. Sin embargo, Si conociéramos mejor cómo se mueve el mundo, ¿no nos daría eso más certidumbre en nuestras vidas y menos inseguridad? La parte noble de todos los sistemas de creencias es ayudar a buscar la armonía al ser humano, pero lastimosamente en muchas ocasiones se ha abusado del creyente con el fin de acrecentar el dinero y el poder de quien promueve un sistema dado.
Nuestros medios de comunicación están infestados de pseudo-ciencia, incluso aquellos medios que se proclaman como serios. Me encoleriza ver en un cierto canal educativo un documental sobre vida extraterrestre, en donde se presenta a distinguidos personajes de SETI, seguido por un programa de OVNIs que pretende hacernos creer que los alienígenas construyeron las pirámides. ¿Por qué lo hacen? Si no pasan esos programas, ¿se reduce su público? ¿Tienen miedo de tomar una postura totalmente científica y dejarle a la persona que crea lo que mejor le parezca? ¿Qué pensarían ustedes si así les enseñaran a sus hijos en la escuela? Probablemente más de uno querría sacarlos…
Por último, ¿por qué los medios cuando publican una noticia científica lo hacen cometiendo errores? Entiendo que no tienen asesores científicos de planta, quizá les saldría muy caro tener a alguien en nómina para hacer uso de sus servicios un par de veces al mes, pero ¿no se han dado cuenta del daño que hacen al público? Con frecuencia la gente me hace preguntas muy raras por el simple hecho de que una noticia que escucharon estaba mal redactada y, por consiguiente, llena de errores. ¿Por qué no invitar a los medios a que siempre consulten con divulgadores científicos antes de dar una noticia?
Hay muchas cosas que podemos hacer y quiero invitarlos a que las hagamos, que nos convirtamos en divulgadores científicos, que esparzamos por el mundo el amor que profesamos por la ciencia, el conocimiento y a la verdad.
Para muchas personas, el único acceso que tienen a la ciencia es a través de la ciencia-ficción popular. Y no estoy refiriéndome a los buenos libros, en donde los autores, por lo general científicos, añaden notas al final de su obra en donde exponen qué aspectos de su historia no van acordes con la ciencia, argumentando que se dan algo de licencia literaria con el fin de que su historia se lleve a cabo.
No obstante, eso no pasa con la televisión y el cine, en donde muchos de los productos que nos entregan son malos en cuanto a contenido científico. Sería mucho pedir que nos buscaran de Hollywood, pero por lo menos en nuestro país podríamos ser lo suficientemente influyentes para que las secciones de cine de los medios nos buscaran para comentar con nosotros sobre los contenidos de lo que se le presenta al público.
Yo disfruto más una película o programa de TV sabiendo cuáles aspectos fueron imaginación del autor y no creyendo ciegamente que todo el contenido es 100% científico. Invitar a la gente a investigar sobre los contendidos de lo que ven o leen es otra labor que los divulgadores podemos hacer.
Al conocer nuestro mundo nos daremos cuenta que éste es mucho más asombroso y fantástico que cualquier mundo que la mente humana pueda imaginar, pero sólo a través de los ojos de la ciencia descubriremos las maravillas en medio de las cuales vivimos.