-“Una piedra en el camino…2, 3, 4… ¡una lluvia de estrellas!”
La primera lluvia de estrellas del año 2009 promete ser muy grata. Excepto por el frío que se pueda experimentar en la madrugada, la ocasión de ver en una noche más de 100 meteoros es razón para celebrar con alegría el inicio del 2009 Año Internacional de la Astronomía.
Ver también lluvia de estrellas Perseidas
La lluvia de meteoros –nombre correcto- se llama cuadrántidas y da en la torre con la concepción general de que una lluvia de meteoros recibe su nombre en honor de la constelación que alberga su radiante*. ¿Por qué? Pues porque no existe una constelación “Cuadrans”. –“Existió” –se oye una voz.
Y sí, Quadrans Muralis (latín de Cuadrante de Muro) fue una constelación creada por el astrónomo francés Jérôme Lalande en 1795, una época en la que los cartógrafos más picudos de la bóveda celeste se daban licencia de incluir una que otra constelación nueva en los mapas del cielo.
La intención de Lalande era honrar el instrumento que le había permitido realizar numerosas observaciones astronómicas. Lalande es reconocido por haber medido la paralaje para calcular la distancia a la Luna y el planeta Marte, así como promover las expediciones para ver el paso de Venus frente al Sol (1769) y calcular la distancia al Sol.
Poco después se descubrió una lluvia de meteoros que parecía provenir de esta constelación, de manera que recibió el nombre de cuadrántidas. Apretujada entre las constelaciones Ursa Major y Bootes (la Osa Mayor y Boyero) Quadrans Muralis nunca gozó de mucha popularidad, y 127 años después se extinguió (Bueno… en realidad la Unión Astronómica Internacional le “dio cuello”.
Dicen las malas lenguas que Plutón se quejó y lo demás es historia…-es broma-. Curiosamente, a pesar de la desaparición de Quadrans Muralis el nombre de las cuadrántidas no pasó de moda y aún permanece.
¿Y qué parte del cielo habitó esta constelación arcaica? Bien, si la Osa Mayor parece un sartén, entonces Quadrans Muralis estaba en el lugar donde va la mano que está a punto de sacar el sartén de la lumbre, esto es, en el extremo norte de Boyero.
* el radiante es la región de la bóveda celeste donde la perspectiva señala el origen aparente de los meteoros.
Las cuadrántidas son extraordinarias no sólo porque reciben el nombre de una constelación difunta, sino por su oscuro pasado.
Casi todas las lluvias de meteoros están relacionadas con un cometa, pero las cuadrántidas no (¿o sí?)
Típicamente un cometa contiene mucho hielo; y su paso cerca del Sol le obliga a disparar chorros de gas que arrastran polvo y pedruscos que terminan repartidos en la órbita del cometa. Sí, los cometas son sucios y mucho tiempo después de que se fueron nuevamente al frío y distante espacio más allá de Júpiter, su paso sigue siendo evidente por el rastro de polvo que dejaron tras de sí.
Entre 1820 y 1830 los observadores del cielo cayeron en cuenta de que había un incremento de estrellas fugaces en los primeros días del año y en 1839 se percataron que se trataba de un fenómeno periódico. No es raro que se hubieran tardado en descubrirlo: cada año la Tierra pasa por el mismo sitio, -el fenómeno se repite- pero a veces la luz de la Luna o las tormentas invernales impiden su contemplación. Además, al principio se reportaban muy pocos meteoros, pero en 1864 se contaron más que de costumbre, con una frecuencia promedio de un meteoro por minuto en la hora de mayor actividad.
Cuando la Tierra intercepta la órbita de un cometa, es muy común que veamos una lluvia de meteoros. Los trocitos dejados por el cometa progenitor se incineran en la atmósfera terrestre y nosotros disfrutamos el espectáculo. La trayectoria de estos trocitos –llamados propiamente meteoroides- da a los astrónomos una pista de la trayectoria del cuerpo progenitor, pero más de un siglo después de conocidas las cuadrántidas, nada; su origen continuaba siendo un misterio.
Fue hasta 2003 cuando el astrónomo Peter Jenniskens encontró al papá de las cuadrántidas, un flamante… ¿¡ASTEROIDE!? ¿Qué estaba haciendo un asteroide en la ruta donde debía encontrarse un cometa? No sería ésta la primera vez que se hacía un hallazgo tan extraño (En 1983 se descubrió que la lluvia de meteoros gemínidas están relacionadas con el asteroide 2300 Phaeton).
Aparentemente se trata de un núcleo cometario que tras repetidos pasos cercanos al Sol terminó por quedarse “seco”, desprovisto de gases congelados, inactivo, extinto –como Quadrans Muralis-. El cometa (QEPD) -nombrado provisionalmente 2003EH1- parece haber cruzado la transición de cometa a asteroide muy recientemente, de 5 a 10 siglos atrás, un tiempo muy corto en la escala cósmica.
Algunos piensan que es un fragmento desprendido del cometa C1490 Y1 observado en China, Corea y Japón entre diciembre de 1490 y Febrero de 1491. El cometa –se sugiere- pudo haber pasado lo suficientemente cerca de la Tierra (y del Sol) durante su fragmentación: la muerte de un cometa y el nacimiento de una lluvia de meteoros.
A diferencia de otras lluvias de meteoros cuya actividad se extiende por varias semanas, las cuadrántidas se hacen del rogar: apenas se “asoman”, presentan un excelente pero brevísimo show –de dos o tres horas- y luego se despiden sin decir adiós. ¡Hasta Britney y Madonna son más accesibles! Por otro lado, a veces son medio tímidas (20 meteoros por hora) y a veces espectaculares, como en 1909, que se observaron alrededor de ¡200 meteoros en una hora!
En general, las cuadrántidas son sutiles, tenues y lentas (41 kilómetros por segundo… sí, eso es lento comparado con otros meteoros), pero los bólidos que aparecen pueden ser espectaculares. Tratándose de una región del cielo recargada hacia el norte, el radiante permanece sobre el horizonte toda la noche.
2009 es un buen año para ver cuadrántidas.
La Luna creciente se ocultará alrededor de la medianoche, justo cuando empieza lo bueno. Recordemos que las lluvias de meteoros suelen ser más prolíficas en la madrugada.
La IMO (International Meteor Organization) establece que (para México) las cuadrántidas alcanzarán su pico de actividad justo antes de amanecer, alrededor de las 6 de la mañana. ¿Qué tan bueno se puede poner? Puessssss, los más optimistas hablan de más de 120 meteoros por hora, lo cual es muuuuuy bueno.
No debemos olvidar que términos como “lluvia de estrellas” pueden despistar a cualquiera: no son estrellas las que se ven y ciertamente una gota cada tres minutos no es lluvia en ningún lado. Pero ver en promedio una estrella fugaz cada 30 segundos se puede convertir en una experiencia inolvidable.