La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse hacia lo imposible
Arthur C. Clark

La máquina Viajero II está a punto de abandonar nuestro Sistema Solar. ¿Qué pasará, qué misterio habrá? ¿Encontrará la placa de Carl Sagan y su equipo, destinatario alienígena alguno? Quien sabe. Pero que no se diga que los terrícolas no quisimos seguir siendo gregarios y extender nuestros lazos de amistad (?) más allá de los confines de nuestra imaginación.

Un poco de historia

Las naves espaciales Viajero fueron lanzadas de la estación de la fuerza aérea de cabo Cañaveral, en la Florida: La Viajero II se dirigió al exterior el 20 de agosto de 1977, y la Voyager I, el 5 de septiembre de 1977.

En el más primario nivel —más allá de la ingeniería y la logística — los americanos y los soviéticos concibieron las misiones planetarias de diferentes maneras. Los soviéticos se enfocaron en el proyecto desde el nombre mismo del objeto de sus deseos; Por ejemplo, nombraron a sus artefactos espaciales como Venera, Marte y Fobos. Por otro lado, los americanos, en la NASA, encantados con su propia y romántica historia de viajeros que recorrían inconmensurables distancias en el reto de colonizar grandes extensiones de tierra, bautizaron a sus naves con el nombre de Pioneros, en añoranza de aquellas emblemáticas carretas jaladas por caballos y que a menudo eran atacadas, —según nos cuentan los americanos en sus películas— por los pieles rojas.

La imaginación colectiva del Jet Propulsión Laboratory (JPL) se inclinó por los nombres con referencia al mar, por aquello de que el espacio es un gran océano y bautizó a sus aparatos con los nombres de Marinero, Vikingo, y Magallanes. También, seleccionó el nombre de Viajero para nombrar a la nave espacial que habría de realizar el más importante viaje de exploración espacial de la historia.

Snif. ¡Qué tiempos aquellos en que fueron lanzados estos artilugios espaciales! El maestro Carl Sagan andaba en los cuernos de la Luna en popularidad; y eso que su programa de T.V. “Cosmos”, que sería un parte-aguas en la divulgación de la ciencia todavía no empezaba, sin embargo, el hombre ya era una figura de referencia.

En Diciembre de 1976, John Casani, gerente del proyecto para la Misión de las Viajero, le preguntó a Sagan si se aventuraba a enviar a los extraterrestres una placa-mensaje llena de símbolos terrícolas, parecida a la que se había colocado en la Pionera 10.

Sagan, quien era en esos asuntos, paradigma del entusiasmo y corporeidad de la histeria, le contesta que ¡claro, pero por supuesto!

De inmediato, y más rápido que un correo electrónico denigrando a cualquier político, Sagan reúne a sus contertulios: Llama en primer lugar, a su alter ego, Frank Drake, quién fuera el inspirador del mensaje de la placa de la Pionera 10; Philip Morrison, Bernard Oliver, Leslie Orgel; el astrónomo de Harvard A.G.W. Cameron; el filósofo de la Universidad de Chicago Steven Toulmin; el prolijo escritor —que pienso que escribió más libros de los que leyó— de ciencia ficción y de cuanta temática se le puso enfrente, Isaac Asimov; y para rematar, el inefable cineasta, escritor, visionario y no menos legendario, sir Arthur C. Clark. ¡Vaya equipo! Así era Sagan. Capaz de reunir a la mitad de la crema y nata de la fauna de las vacas sagradas, pero a la vez, siendo odiado por la otra mitad.

Phillip Morrison pensó que el nuevo mensaje debería incluir un par de reconocidas obras maestras del arte universal. ¿Qué tal el dibujo de Leonardo Da Vinci, donde se muestran las proporciones del cuerpo humano? Oliver quería enviar una grabación de la Novena Sinfonía de Beethoven, pero se desanimó al imaginar que los rayos cósmicos afectarían la cinta magnética.

En enero de 1977, en el Hotel Kahala Hilton, Honolulu, se celebró la reunión de la Sociedad Astronómica Americana; en un coffe break y compartiendo una galleta con queso cottage, Sagan y Drake hicieron el borrador del mensaje de la Viajero. A Drake se le ocurre que la mejor manera de conservar el mensaje era grabar la placa como si se tratara de un Long Play; —jovencitos, absténgase de reírse si no saben lo qué es un Long Play. Entiendan, no había ni cd´s, ni ipod´s, ni nada que tocara mp3.— Sería lo que se llama una grabación fonográfica y ahí se podría incluir lo que Oliver suponía que a los extraterrestes les encantaría: la novena del corajudo y sordo músico alemán, Beethoven.

“La primera parte genera imágenes y la segunda sonidos. Las primeras imágenes explican el significado de nuestros números y de nuestras unidades físicas, con el propósito de que los extraterrestres entiendan el significado de “un metro”, “238 segundos”, etc. y puedan así apreciar las dimensiones y condiciones de nuestro planeta y de los objetos y seres que lo pueblan. Las siguientes, hasta completar un total de 118, muestran paisajes, plantas, animales y, desde luego, seres humanos, solos o en grupo y en diferentes condiciones. Una vez concluidas las imágenes, se inician los sonidos. Hay breves saludos en unos 200 idiomas o dialectos (“hola, ¿cómo están?”, “reciban un saludo”, y cosas por el estilo) seguidos por discursos un poco más extensos de personalidades de la Tierra, explicando que somos pacíficos (?), que tenemos buena voluntad, que buscamos convivir con ellos, etc. A continuación, se escuchan sonidos característicos de nuestro planeta: cantos de ballenas, chillidos de delfines, la brisa entre las hojas de los árboles, ¡un beso!… Y, finalmente, viene lo bueno: el Hit Parade de la Tierra, es decir, la mejor música del planeta, en opinión de Sagan y colaboradores. Son 90 minutos de música, en los cuales se incluyen desde piezas folklóricas africanas y de los indios navajo hasta obras o fragmentos de obras de Bach y Beethoven (de México va el son de mariachi “El cascabel”)”. http://www.comoves.unam.mx/articulos/mensaestre.html

Sagan, conspicuo encantador de serpientes convence inmediatamente a la NASA, y en un sublime acto de fino nepotismo, nombra al equipo que sería el corazón del proyecto: Él mismo, Linda —su esposa de entonces—, Timothy Ferris y Ann Druyan, que en ese tiempo eran noviecillos. Por cierto, ¿ya leyeron el libro de Timothy Ferris “La Aventura del Universo”? ¡Una golosina!

Bien, Ferris tomó el cargo de productor musical —era nada menos que editor de la revista Rolling Stone—; Ann Druyan tomó la dirección creativa y Linda se aplicó a los saludos multirraciales. Frank Drake, Sagan y el artista Jon Lomberg tomaron la tarea de selección de las pinturas. De todas las responsabilidades, la más significativa fue la de Ann Druyan. Al pasar de los años, Sagan comentó que se había enamorado de Ann en el mismo instante en que la había conocido. A Sagan le impresionaba la inteligencia de Druyan, ¡y cómo no! Vean como un hombre brillante se rinde: En una ocasión, en Nueva York, después de visitar museos, se fueron a cenar al Russian Tea Room y ahí, de tanto platicar, quedaron con la lengua enyesada; Sagan, adulador, le dice:

— “Con ninguna mujer, en mi vida, había tenido una plática tan estimulante”

A lo que Ann contesta:

— ¿Con ninguna mujer? “¿Por qué no decir que con ningún ser humano?

¡Órale! Tiro más directo no se podía.

En fin. La máquina Viajero II está a punto de abandonar nuestro Sistema Solar. ¿Qué pasará, qué misterio habrá? ¿Encontrará la placa de Carl Sagan y su equipo, destinatario alienígena alguno? Quien sabe. Pero que no se diga que los terrícolas no quisimos seguir siendo gregarios y extender nuestros lazos de amistad (?) más allá de los confines de nuestra imaginación.

La Noticia de hoy

Siguiendo los pasos de su compañera, la Viajero II se encuentra en las cercanías del límite de la heliosfera, y para sorpresa de los científicos, se confirma que esta burbuja magnética es asimétrica.

Cuando los científicos determinaron que la Viajero I se aproximaba al “frente de choque de terminación” del Sistema Solar se empezaron a detectar partículas con carga que se veían impulsadas hacia atrás, de nuevo hacia el Sol, a causa del empuje de otras partículas cargadas procedentes del exterior de nuestro Sistema Solar. Esto sucedió cuando la Viajero I se encontraba a aproximadamente 85 UA del sol.

En cambio, la Viajero II empezó a detectar las partículas de regreso cuando se encontraba a solo 76 UA del sol.

“Esto nos indica que el frente de choque en el lugar en el que se encuentra la Viajero II está mucho más cerca del sol que en el lugar en el que se halla la Viajero I”, dijo Ed Stone, científico del proyecto Viajero del CIT (Instituto Tecnológico de California) en Pasadena.

Los investigadores creen que la asimetría en la heliosfera podría deberse a un débil campo magnético interestelar que la presiona hacia dentro en la región sur.

“La intensidad del campo es solo de 1/100 000 la existente en la superficie de la Tierra, pero actúa sobre un área tan grande y sobre un gas tan ligero que de hecho empuja al frente de choque hacia dentro una distancia de 1.600 millones de kilómetros”, explicó Stone.

Ambas sondas espaciales, fueron lanzadas desde la estación de las Fuerzas Aéreas en Cabo Cañaveral, Florida. La Viajero II despegó el 20 de agosto de 1977, y la Viajero I lo hizo el 5 de septiembre del mismo año.

En la actualidad, la Viajero I se encuentra a 14.000 millones de kilómetros del sol y viaja a una velocidad de 3,6 UA por año, mientras que la Viajero II se encuentra a 10.460 millones de kilómetros de distancia, y se mueve a una velocidad de 3,3 UA por año.

Una UA (Unidad Astronómica) es la distancia media que hay entre la Tierra y el sol, es decir unos 150 millones de kilómetros. http://www.astroseti.org/vernew.php?codigo=2240&barra=off

Desde esta parcela de tiempo, espacio y materia, os saluda

El Perplejo Sideral
3 de Junio de 2006 Monterrey, N.L, México