El cometa fue nombrado 1892V. De orígenes muy humildes, Barnard empezó a trabajar como asistente de fotógrafo a la edad de 9 años y desarrolló un gran talento con las cámaras. A los 19 años, se compró un telescopio refractor montado ecuatorialmente que le costó el equivalente a 8 meses de trabajo. Finalmente su tenacidad le llevó a ser operador del telescopio refractor más grande del mundo: el telescopio Yerkes, de 36”. Barnard inició una serie de hallazgos: cometas, un satélite de Júpiter y la estrella de mayor movimiento propio (la Estrella de Barnard). En su honor ha sido nombrado un asteroide, un cráter en la Luna, otro en Marte y una región en el satélite joviano Ganymede.

Breve historia de Emerson Barnard por El Perplejo Sideral

Lo que anima a un perplejo.

Un buen día, los perplejos llegan a conocer historias como la de aquel hombre que siendo huérfano, debió de trabajar desde los nueve años en un estudio de fotografía y que decide, apoyado por sus amigos, fabricar un telescopio ¡a mano limpia! Este muchachón se entusiasma cada día más con la práctica de la observación estelar, misma que realiza desde el techo del edificio donde trabaja, llegando a poner en riesgo la construcción, ya que había decidido invitar a todo aquel que quisiera observar a través de su telescopio.

El rancho se contagia

Medio pueblo subía al edificio para participar y acompañar a este entusiasta joven; En esos días el proceso de agrandar una fotografía era muy difícil y requería de una fuente de luz intensa; Aprovechando el Sol, y trabajando desde la azotea del estudio, logró desarrollar una técnica que mantuvo guardada por cerca de seis años.

Con su artesanal telescopio y apoyado por los conocimientos que había adquirido en el estudio de fotografía, innova técnicas, y logra impresiones del Sol nunca antes realizadas. Guarda celosamente su secreto. No se siente seguro. Le habían insinuado que era un perplejo. Pero una característica de los perplejos es que somos cursis, por lo tanto, candorosos.

El joven de nuestra historia tuvo “el atrevimiento” de pensar que la astronomía era para él. ¿Que importaba que fuese pobre, que no poseyera estudios y ni siquiera un telescopio decente?

Se entera por la prensa que la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia estaba por celebrarse en su ciudad. No lo pensó más: iría a buscar a un conocedor, al mismísimo presidente de la Asociación y le plantearía su deseo de dedicarse con alma, corazón y para siempre, al nuevo amor de su vida: la astronomía.

Buscaría lo anhelado, lo nunca tenido, lo siempre deseado: Una palabra de ánimo, una figura de autoridad, una imagen paternal que lo impulsara. Se puso su mejor traje y se esmeró en el almidonado de su camisa, que hacía tiempo en sus orígenes, había sido blanca.

Por fin, al terminar la reunión ve la ansiada oportunidad de abordarlo. Le expone su caso, le explica qué hace, lo que ha logrado con su modesto telescopio; Le muestra, cual niño orgulloso de su tarea, su logros fotográficos y por fin, le dice lo que anhela: “Señor, he encontrado lo que deseo hacer por el tiempo que me resta de vida: Vivir enamorado de la astronomía. Por favor, le ruego me de su opinión… ”

El hombre se le queda viendo de pies a cabeza. No era precisamente lo que estaba acostumbrado a mirar: Vio un traje desgastado, zapatos viejos, camisa amarillenta y sombrero descolorido. Pasó por alto su mirada brillante y su voz vibrante y emotiva. ”

–Mire amigo, le dijo: ¿qué grado escolar tiene? Ni siquiera la primaria, le contesta el joven. Hum, me lo temía, contesto el científico, y agregó:

–“¿Qué acaso no sabes muchacho, que la astronomía requiere de toneladas de matemáticas?”

— Anda, regrésate a tu techo, toma tu telescopio región 4, sigue invitando a la gente y permanece como hasta ahora: tomando a la astronomía como un hobbie…y no peques más deseando ser quien no puedes.

Terminando de decir lo anterior, el hombre de ciencia dio media vuelta y desapareció.

El joven se quedó perplejo…No solo no había conseguido ánimo sino que ahora se enfrentaba a la realidad: Era más fácil conseguir lo contrario: El desánimo. Se encaminó al edificio más cercano, ese que poseía unas inmensas columnas y en una de ellas se recargó y lloró profusamente.

El muchacho de la película se crece ante el castigo.

Desafiado por su experiencia con Mr. Newcomb, que así se llamaba este nuevo paradigma de la motivación, el joven tomó con más energía, noche tras noche, la exploración del cielo a través de su telescopio.

Una noche de 1881, como recompensa a las largas horas de trabajo, divisó en el cielo un cometa que más tarde se llamaría 1881 VI.

Una fundación de Nueva York pagaba en ese entonces 200 dólares por cometa que se descubría. Nuestro héroe usó ese dinero para dar un pago de la hipoteca de su casa. Un año más tarde, descubrió otro cometa.

En 1883 fue invitado a atender en la Universidad de Vanderbilt, en su ciudad natal de Nashville, TN. e inició una nueva vida en el campus universitario.

En 1892 lleva a cabo el estudio de la supernova aparecida en dicho año. De este modo logró descubrir la existencia de la materia eyectada, gracias a lo cual pudo confirmar que se trataba de una estrella que sufría un proceso de expansión.

Descubrió también, en el año 1892, la existencia de un quinto cuerpo alrededor de Júpiter, que sería más tarde bautizado con el nombre de Amaltea. En total, descubrió 19 cometas, y la estrella de Barnard, el sistema estelar más cercano al Sol.

Nada mal para un chico pobre de Nashville. Barnard pudo, en un momento, sacarle la lengua a las matemáticas…

No te emociones. No todos los días nace un Barnard, pero sí nace un perplejo. Quizás un día, como Barnard, con entusiasmo y dedicación lleguemos a comprender mejor las cosas de arriba, aunque algunos de abajo no nos tengan paciencia ni consideración.

¡Perplejos del mundo, uníos!

Sabihondos, absténganse.
El Perplejo Sideral.