EN BÚSQUEDA DE VIDA INTELIGENTE EXTRATERRESTRE

Todo debería ser lo más simple posible, pero no más que eso.
Albert Einstein

En los años sesentas, Carl Sagan se empieza a interesar intelectualmente en un científico soviético llamado Josef Samuilovich Shklovskii. El ucraniano era un tipazo. Era fundador y jefe del departamento de radio astronomía del Instituto Shternberg; jefe del departamento del Instituto de investigación Espacial en Moscú; Investigador de la corona solar; reconocido por sus estudios sobre la radiación continua de la nebulosa del cangrejo y, entre otras cosas, maestro formador de una letanía de científicos soviéticos.

A Iosef Shklovskii le daba por escribir. Era notorio que al astrofísico le encantaba teorizar sobre catástrofes. Publicó una teoría acerca de la desaparición de los dinosaurios debido a la explosión de una supernova en una galaxia lejana hacía 80 millones de años. Los rayos cósmicos habrían alcanzado nuestro planeta extinguiendo por completo a Dino y a Pedro Picapiedra.

El colorido artículo fue profusamente difundido en las revistas científicas y en las secciones de ciencia de los periódicos.

De modo que Sagan pensó que Shklovskii estaría interesado en la vida extraterrestre, algo con lo que Sagan estaba obsesionado. El ruso se pintaba solo para darle vuelo a la pluma. Tenía una fértil y relevante imaginación; Por ejemplo, escribió que las lunas del planeta Marte, Fobos y Deimos eran en realidad estaciones espaciales que los habitantes de otros planetas usaban en sus viajes interplanetarios.

El niño es llorón y le mueven la cuna.

Carl Sagan se quiso volver loco con tal declaración. Las toneladas de comics que había leído en la niñez le llegaron de golpe y se procesaron en su cerebro en segundos. Siempre había soñado con encontrar vida extraterrestre. Cuando el Viking envió las primeras fotografías a las instalaciones de la NASA, Carl Sagan fue uno de los pocos privilegiados que estaban en el cuarto de recepción de las primeras imágenes que enviaba la nave. Cuentan que parecía un niño de diez años; Al ver las primeras fotografías, Sagan pasó de la euforia a la tristeza. Sólo se escuchaba su educada voz de bajo, diciendo: “no cactus, no jirafas, ni antílopes, ni conejos”. Sagan había perdido la apuesta de que en Marte había osos polares. Los enemigos de Sagan que eran montones estaban que bailaban la macarena, cantando: “si el tiempo que pasa Sagan hablando, se lo pasara en el telescopio, ya habría descubierto sus famosos osos polares”. “Es un astrónomo parroquial”, decían. snif, yo también, pero región 4

En fin, tanto le gustó la idea de las estaciones en las lunas de Marte que a su famoso auto Porsche le puso en la placa el nombre de PHOBOS.

Sagan no necesitaba más pretexto para escribirle. El soviético contesta afablemente y le envía de regalo su libro titulado Vida inteligente en el Universo. Sagan convulsiona de emoción y Shklovskii se convierte en una especie de ídolo para el que sería el más famoso divulgador de la astronomía. En serio, Sagan empieza a usar unos lentes de intelectual igualitos a los de Shklovskii

Vida inteligente en el Universo

Carl Sagan le pide a Shklovskii permiso para traducir su obra a lo que el ruso inmediatamente accede. Se publica en 1966 el libro Vida inteligente en el Universo de Shklovskii & Sagan. Si usted lee este libro, ¡Eureka!, se dará cuenta de quién tiene influencia Carl Sagan al escribir. Bueno, eso opino yo.

Carl Sagan le había mandado a Shklovskii un borrador de su escrito sobre supuestos viajes interestelares; Cosa curiosa, Shklovskii le contesta que en ese momento él mismo estaba escribiendo algo relacionado con el tema. El escrito de Sagan había sorprendido gratamente al ruso quien por cierto leía, hablaba y escribía muy bien en inglés . Uno de los temas que más había llamado la atención de Shklovskii fue cuando Sagan, en su borrador, exponía la ecuación de Frank Drake uno de los mejores amigos de Sagan que explicaba la probabilidad de vida extraterrestre en el Universo. Esta parte, que Shklovskii más tarde le dedica a la formulita es una verdadera golosina. ¡No se la pierdan!

Carl Sagan se cartea frecuentemente con el ruso y ya se le cuecen las habas por conocerlo. Le hace una invitación formal, pero la KGB no soltaba tan fácilmente a sus científicos. Shklovskii no era cualquier científico. Era una gloria nacional y como tal lo cuidaban. No era tan fácil que lo dejaran salir de la cortina de hierro. En 1970, por fin después de muchos trámites, dejan salir a Josef de las gélidas tierras soviéticas para ir al occidente, la tierra donde fluía leche y miel, literalmente.

Durante veinte años se la había negado a Shklovskii salir a occidente, no más allá de los países de Europa del este; El hombre era un crítico del sistema y el líder de la cruzada anti semítica de la academia soviética. El oficialismo le tenía paciencia al genio pero adonde fuera, varios “observadores” de la KGB lo seguían muy de cerca. Cuando fuera a América, no sería la excepción. . la paciencia tiene límites

Sagan empieza a creer que hay una especie de buena vibra entre ellos: Los ancestros de Sagan procedían de Ucrania, de donde era Shklovskii; además, ambos eran de raza judía Shklovskii era hijo de un rabino ortodoxo y los dos creían en la vida inteligente extraterrestre; Los dos eran controversiales, cultos y los dos tenían puntos de vista que podían exasperar a cualquiera. ¡Eran almas gemelas, qué más se podía pedir!

¡Shklovskii era un gourmet!

Al llegar a los EUA Shklovskii le da a Sagan la lista de los lugares a los que quería ir durante su estancia en América. La lista la encabezaban los mejores restaurantes de comida judía. La comida kosher era la preferida del científico; Le seguía, en deseo de visitar, la isla Ellis y su estatua de la Libertad. Eso, en New York; En los Ángeles quería conocer Disneylandia e ir al Monte Palomar, al observatorio; Quería también conocer Dallas Texas porque deseaba estar en el lugar del asesinato de JFK. Y, claro, por supuesto, habría que visitar el burlesque.

Oye Josef ¿y esos muchachos gigantes que nos miran y nos siguen con esos ojotes y esas orejotas?

Es para vernos y oírnos mejor, Carl

¿Y es necesario?

Si me quieren de regreso, sí. Bien saben que si no me siguen, no regreso.

Sagan reúne a un séquito para recibir a Shklovskii. Ya se imaginarán. Sagan ya saboreaba las horas que pasaría con su alter ego. La cantidad de horas-lengua que se consumirían en los temas que abordarían.

Para Sagan era muy importante la visita de Shklovskii a los EUA. Aunque millones ahora amen a Sagan y a su trabajo de divulgador de la ciencia en un principio no fue así. Vamos, Carl Sagan tenía el síndrome del Club de Futbol América: La mitad del mundo lo odiaba y la otra mitad lo amaba.

Que alguien del tamaño intelectual de Shklovskii tuviera sus mismas ideas era algo muy valioso. Una burbuja de misterioso encanto envolvía al científico ruso; Se le atribuía un efectivo invento de aplicación militar Sagan suponía que tenía que ver con el radar Además, Shklovskii manejaba asuntos científicos que eran todavía oscuridad en el mundo occidental.

Las bromas estaban a la orden de día: ¿trajiste viáticos? le preguntaban a Shklovskii los amigos de Sagan. El viejo ni se inmutaba. Él iba a darles gusto a unos americanos. Traía un arsenal neuronal muy por encima de sus colegas americanos. Él quería comer. Josef, ¿quién pagará la cuenta? Le insistían. Las bromas iban y venían porque los amigos de Sagan decían que las regalías del libro Vida inteligente en el Universo, que ya era un best seller, también le pertenecían a Shklovskii. El soviético, sin dejar de paladear los sabrosos guisos que había pedido, contestaba “En la Unión Soviética no existen los derechos de autor; Por mi está bien que Carl reciba el pago de las regalías”.

A raíz de esta reunión, Sagan acude a la editorial para pedir un pago a favor de Josef Shklovskii; era tan bien recibido el libro en el público, que la editorial de inmediato extendió un cheque a favor del ruso. llegando a Rusia la KGB se lo confiscó, por “estar prohibido recibir dinero del extranjero”.

Frank Drake y Carl Sagan en el radiotelescopio más grande del mundo.

En Arecibo, Puerto Rico se encuentra el que fuera el radiotelescopio más grande del mundo, hasta que se construyó en Rusia el Ratan-600, de 576 metros . Aprovechando la orografía del terreno, en una depresión se construyó una antena de 305 metros de diámetro.

Frank Drake, uno de los pioneros del SETI, Search for ExtraTerrestrial Intelligence, y astrónomo legendario, creador de la famosa Ecuación de Drake, era junto con Carl Sagan algo así como la dupla Batman y Robin de la búsqueda de inteligencia extraterrestre. a los solemnes y formales desde aquí les pido perdón, pues bien, Drake aprovechando que al telescopio de Arecibo acababa de practicársele una especie de cirugía que aumentaría su desempeño, le dice a Sagan:

Compañero, ¿qué te parecería si tomáramos nuestros trajes de baño para luego irnos a Puerto Rico a echarnos una zambullida a Andrómeda, o más específicamente a M13? El Telescopio para nosotros solitos aprovechando la nueva superficie reflectora y su medio millón de watts. Así, aprovechamos de mandarle un memorándum a aquellos, que están más allá de nuestra galaxia.

No se ustedes, pero yo no podría decir que no a semejante invitación. Sagan menos. Tenía mucho tiempo oyendo al maestro Shklovskii que por esos lares estaba la clave. Ji ji.

Y que se lanzan a Puerto Rico. Rentan una camioneta, y no importando que fueran las cuatro de la mañana se dirigen al radio telescopio sorteando chivos y gallinas por la vereda. Risas y euforia. Cantidades industriales de serotonina segregadas por la aventura. Llegan, son recibidos y de inmediato quieren trabajar. El fluido de la energía del lugar le trastorna como si fuese una bebida embriagante.

¡Yupi! Más de 300,000 estrellas a 25,000 años luz esperando ser escuchadas. Por fin, con semejante instrumento no habría señal inteligente que se pudiese eludir.

Se instalan y empiezan ansiosos y atentos. Una hora y nada; Dos horas y nada; 20, 30, 40, 50 horas y nada. 100 horas en la frecuencia de 1450 Mhz y nada. Carl Sagan se entristece y cae en depresión. En la bitácora escribe:

(…) al final, por la tarde, varias fuentes galácticas e intergalácticas fueron observadas en 1450 Mhz. No. Ni la más mínima señal de radio fue detectada.

¿Podría la vida inteligente ser única?

Las noticias vuelan, y si son malas, más rápido. Allá lejos, en Moscú, el maestro Shklovskii se entera del fracaso de la búsqueda en M13. En un arranque misterioso, como era él, Shklovskii escribe un artículo que le da la vuelta al mundo. El titulo del escrito era “¿Podría la vida inteligente ser única?”

No se sabe realmente con exactitud cuál era la posición de Shklovskii respecto a la vida inteligente extraterrestre. Se supone que siempre creyó en ella; otros suponen que se divertía con el tema  un genio de la guerra fría no tendría mucho que hacer para divertirse

Sagan, en varias ocasiones que conoció a científicos soviéticos, les preguntaba acerca de Shklovskii y todos coincidían: el hombre era un genio superior. Uno incluso le dijo que el cincuenta por ciento de lo que hacía Shklovskii era brillante, solo que costaba mucho trabajo determinar cuál de los dos cincuentas era tal.

Shklovskii, en resumen de su artículo, expuso que realmente no había tal inteligencia extraterrestre. Que para acabar pronto, Frank Drake como matemático era muy buen taxista. Demasiadas variables difíciles o imposibles de verificar hacían que la ecuación fuera altamente especulativa, por lo que: a) no hay vida extraterrestre; b) en el grupo local de galaxias no hay vida; c) Si hubo vida, se autodestruyeron. Tan tan, se acabó. Atentamente, Josef Samuilovich Shklovskii.

¡Noooooooooooooooooooooooooooooo! Se escuchó un seco chasquido por el rasgado de las vestiduras y el cielo se oscureció de tanta ceniza que cubrió las cabezas de los desilusionados.

El grito de Carl Sagan llegó hasta M13. La comunidad SETI se cimbró; Cisma en los creyentes de la vida inteligente extraterrestre. La vaca sagrada había caído en apostasía.

Que alguien me explique gritaba Sagan.

¿Qué pasó Josef?

Pues nada Carl, que no hay nada allá afuera. ¿Qué no tu mismo lo has verificado? ¿No te dicen nada tus cien horas pegado al radio telescopio de Arecibo? Admítelo Carl. No hay nada.

Si hay, mira, lo que pasa es lo siguiente.

A continuación, los argumentos reales de Sagan a Shklovskii:

“Entiende por favor. Los extraterrestres son muy superiores a nosotros; No quieren comunicarse con seres tan primitivos”

¡Nah¡, no me convences, dijo Shklovskii

“Mira, los extraterrestres tienen otra forma de comunicarse, ya sé ¡por medio de aliens!”

Vamos, No me ametralles, Rambo Correa dixit

Josef, los Et´s usan medios más sofisticados que nosotros, todavía no las llegamos.

No, no y no dijo Shklovskii. Aquí me planto. No me moveré, ya dije.

Después de estos acontecimientos, el científico ruso vivió otros diez años, mismos que Sagan dedicó a que la oveja perdida regresara al rebaño del SETI.

 

Un hombre llamado Tigre dientes de sable.

Sagan y Shklovskii se encuentran de nuevo en 1985. Sería la última vez que se vieran. Se encontraron en un congreso sobre una posible colaboración aeroespacial Sovietica-Americana, en Granz, Austria.

Sagan aprovechó para tratar de convencerlo de que regresara al redil de los creyentes en la vida inteligente extraterrestre, pero Shklovskii no se movía de su posición.

Josef, dame una explicación que me satisfaga, por favor, decía Sagan.

Shklovskii voltea los ojos al cielo, como diciendo “nunca me voy a quitar a este cuate de encima”. La cuestión es que el ruso se avienta una de sus puntadas digna de su envidiada imaginación.

Mira Carl, la cosa está así. ¿Has oído hablar del tigre dientes de sable?

Sip, por supuesto.

¿Y dónde está? Extinto, ¿verdad? Bien, el tigre dientes de sable era una especie de felino con técnicas únicas de caza. Pero tú sabes, la evolución, ¿no?; El cazador evolucionó y con él, sus dientes; Llegó el momento en que sus colmillos evolucionaron a tal grado que se curvaron demasiado y ya no pudo cazar; ¡Se murió de hambre! ¡Sus mismas armas lo mataron! ¿Me captas?

Nop.

Mira, las civilizaciones inteligentes extraterrestres tuvieron un problema: Su misma inteligencia. La inteligencia es el monstruo, la bestia de las civilizaciones. ¿Qué hacen las inteligencias avanzadas? Armas. Armas poderosas, superiores, soberbias, sofisticadas, pero altamente letales. Las armas, Carl, tienen que probarse. Es el fin de toda inteligencia, probar cuan letal es. Obviamente, las grandes inteligencias extraterrestres hicieron armas tan letales, que al probarlas, las usaron contra sí mismos. ¡Ellos mismos se mataron! ¡Por eso desaparecieron y por eso no encontraste nada en el telescopio de Arecibo! No ha quedado nada mi estimado amigo, nada.

Sagan se queda en estado catatónico.

Josef, ¿y nosotros? ¿Nuestra civilización? Shklovskii voltea de reojo y toma una galleta con queso y dándole tremendo mordisco le dice: Nah, galletas, las que comimos en New York, ¿no?

Nosotros también tendremos el mismo fin, dice Shklovskii. Seremos víctimas de nuestras armas letales. De nuestras bombas de hidrógeno, de nuestras armas nucleares o químicas, o de aquellas armas que en un futuro podamos inventar. Moriremos porque nuestros mismos dientes de sable nos aniquilarán.

Shklovskii murió en Moscú el 5 de marzo de 1985, víctima de las consecuencias de una embolia cerebral atendida a destiempo por la intransigencia de él mismo, ya que aseguraba “sentirse bien” y se negaba ir al hospital.

Al enterarse, Sagan dijo “Estamos destrozados por su muerte”.

Hasta la próxima

El Perplejo Sideral

 

 

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Carlos Raúl López Soberanes es miembro de la Sociedad Astronómica del Planetario Alfa por misericordia de sus amigos, ya que últimamente se ha convertido por razones ajenas a él, en cometa de periodo corto. —A veces largo— Es miembro fundador del Centro de Astronomía y Ciencias de la Tierra, A.C. Hace algunos años fundó con Pablo Lonnie Pacheco el site de divulgación www.astronomos.org, donde Lonnie enseña astronomía y él se divierte armando y desarmando la página web y escribiendo temas relacionados con la astronomía bajo el seudónimo de El Perplejo Sideral. Puedes leer más información de él en la sección autores de este sitio Web