Nada, como quedó demostrado el 1 de diciembre de 1997 cuando los planetas, el Sol, la Luna y Plutón formaron una alineación poco frecuente sobre el horizonte del oeste. Urano y Neptuno sólo eran visibles con binoculares y Plutón, con telescopio. Este fenómeno curioso fue visible hasta el 8 de diciembre. Sucedió otra alineación similar en mayo del 2000, sin embargo, algunos planetas pasaron desapercibidos, ocultos en el resplandor del Sol. Como suele verse en estos fenómenos, sobraron charlatanes que anunciaron grandes catástrofes que, evidentemente, no se cristalizaron. Pasará casi un siglo para que se repita esta coincidencia. Desafortunadamente, los charlatanes regresan con más frecuencia.