Un pequeño porcentaje de galaxias son irregulares, es decir, no hay un patrón constante que determine la forma de éstas. Sin embargo, se observa con frecuencia que las galaxias irregulares son el resultado de la colisión entre dos o más galaxias. Las fuerzas gravitacionales de ambas perturban y distorsionan las estructuras previas, provocando el caos observado. Messier 82 en Ursa Major y las Nubes de Magallanes -en Dorado y Tucana, respectivamente- son un buen ejemplo.