Porque sus grandes masas ejercen una intensa interacción gravitacional que mantiene todo ese material cayendo hacia el centro.
La presión producida por la alta temperatura en el núcleo de la estrella empuja dicho material hacia afuera. Así es como una estrella esta en equilibrio.
Esto nos hace deducir fácilmente que el tamaño de la estrella puede variar con la temperatura. La variación en la masa de la estrella es insignificante aunque este disminuyendo por el efecto de vientos estelares y expulsiones de masa similares a las de el Sol. Más importante puede ser el cambio de temperatura.
Por ejemplo, hay estrellas variables en su brillo como las de tipo “Mira”, llamadas así por el primer ejemplo que se estudió o también denominadas variables de largo período. Estas estrellas incrementan su brillo en varias magnitudes en períodos entre 300 y 500 días. Al parecer esto es el resultado de que la temperatura en su núcleo es inestable. Si la temperatura aumenta, también lo hace la presión sobre las capas superiores ocasionando que la estrella se expanda aumentando varias veces su radio y, por lo tanto, la superficie radiando viéndose más brillante. Si la temperatura se reduce, la presión disminuye y la estrella se contrae reduciendo su radio.
Antonio Sánchez Ibarra/101 Preguntas sobre astronomía