Más importante que el número de aumentos en un telescopio se toma en cuenta el diámetro del lente o espejo principal.
A cualquier telescopio se le pueden colocar 100 ó 200 aumentos, pero si no cuenta con una óptica principal de buen tamaño, la imagen lograda será muy pobre. Un telescopio es en realidad un colector de luz que nos permite así el ver objetos cada vez más débiles. Por ello la importancia de su diámetro.
La relación matemática para calcular los límites inferior y superior de aumentos a utilizar en un telescopio esta dada por .2D a 2D donde “D” es el diámetro del lente o espejo del telescopio en milímetros.
Así, un telescopio refractor clásico con lente de 60 mm de diámetro puede utilizar de 12 a 120 aumentos. Esto es totalmente teórico porque la principal barrera es la atmósfera. Prácticamente el límite de aumentos por efecto de la turbulencia atmosférica es de 400.
Normalmente los grandes aumentos se utilizan para observar detalles en la superficie lunar, planetas o sistemas de estrellas dobles. Esto se hace después de haber localizado el objeto de interés con un ocular de menor aumento. Para observación de campos estelares u objetos difusos como nebulosas, cúmulos o galaxias, siempre se recomiendan los mínimos aumentos del telescopio para trabajar con el mayor campo de cielo posible.