Hola Amigos:
Les escribo desde Madrid, España, con el gusto de haber disfrutado hace unas horas de un evento celeste raramente observado: el tránsito de Venus frente al Sol.
LA NOTICIA
Mi agenda se complicó cuando –sorpresivamente- recibí la noticia el pasado miércoles 2 de junio, de que había una reservación hecha a mi nombre por Vicente Salas Hesselbach, ex miembro de la Sociedad Astronómica del Planetario Alfa quien trabaja en una aerolínea “americana” en Madrid. La invitación estaba puesta para aprovechar un sustancial descuento en un viaje redondo a la Madre Patria, donde el tránsito habría de ser visible en su totalidad. Los otros invitados (que tampoco pudieron rechazar tal oportunidad) fueron Ramiro Eduardo Ruiz Treviño y Oscar Edgardo Alanís Orozco, ambos empleados en Kosmos Scientific (www.kosmos.com.mx) . La condición que Vicente puso para que nos recibieran en su casa fue simple: llevar tortillas de maíz y chiles serranos. (Cuando llegamos, el congelador no tuvo suficiente espacio para tantas tortillas).
EL VIAJE
Para aprovechar las tarifas especiales era necesario salir el viernes 4 de junio. (¡Gulp, Tuve que decidir en sólo 2 días!) Nuestro recorrido nos llevó a la ciudad de Dallas, luego Florida (donde contemplé la posibilidad de ver el tránsito) y finalmente Madrid. Por la diferencia de horarios “nos amaneció” temprano. Las primeras horas se dedicaron a la convivencia
LOS EQUIPOS
1.- Oscar cuenta con un telescopio de 90mm catadióptrico C90 sobre tripié fotográfico y filtro solar Inconel de cromo-níquel. Su compañero de viaje más cercano fue el libro “June 8, 2004, Venus in transit” de Eli Maor.
2.- Ramiro llevó un telescopio 80mm refractor apocromático Megrez 80 II, un filtro solar de mylar de color “natural” (amarillo), una computadora portátil, tripié fotográfico de lujo, 3 cámaras Reflex Olympus y la cámara web TouCam, además de un “BIG” Barlow de 2”. Por cierto, olvidó en Monterrey el Questar de 90 mm y su muy preciada montura ecuatorial (habría de ser la única en “venir” con nosotros.) Y en la misma caja del Questar…¡Se quedaron los chiles serranos!
3.- Vicente tiene un C90 (como el de Oscar) además de un tripié fotográfico y un filtro solar de Mylar…Ah! y un departamento en Madrid, donde vive con Paty su esposa y Paula su bebé de apenas 1 año 2 meses.
4.- Yo llevé un telescopio (telefoto) de 80mm de apertura marca ORION, un tripié fotográfico, una cámara Reflex Nikon, un filtro solar de Mylar, un filtro H-alpha Daystar.
LA PREPARACION
La primera noche en Madrid aprovechamos para ubicar y reconocer nuestro punto de observación: la azotea del edificio de apartamentos donde nos estábamos hospedando, en el onceavo piso. Esa altura debía darnos ventajas para observar la salida del Sol, sin embargo, había otros edificios precisamente hacia el oriente que impedían la observación del horizonte.
A pesar de estar en medio de la ciudad, no fue difícil localizar a la estrella polar ¡Wow! ¡Nunca había visto a la Polaris a más de 40° sobre el horizonte!… ¿De qué serviría? Ninguno de nuestros telescopios tenía montura ecuatorial. Sería un verdadero problema tratar de seguir el movimiento aparente del Sol por la bóveda celeste si no poseíamos un método de rastreo seguro, o cuando menos, unos controles de movimiento fino. De algo serviría, pues llevábamos con nosotros el inseparable MCT (Mexican Curious Technology) y ya pensaríamos en algo.
Tal vez si…mmmhh! con un poco de ingenio podríamos modificar el tripié de Ramiro, poner el telescopio de Vicente y mi filtro H-alpha. Tendríamos una combinación que permitiría registrar el evento con mayor detalle y control. Este sistema híbrido habría de utilizarse para grabar con la webcam el avance del tránsito.
A 40 metros del suelo y con equipos tan ligeros, el viento amenazaba con ser un problema. Por otro lado, el evento duraría 6 horas, por lo que el Sol se desplazaría por el cielo por un poco más de 90° (que es el límite de movimiento en altitud de la cabeza del tripié) Así, se tuvieron que modificar los tripiés añadiendo peso (se les colgaron refrescos de 2 litros desde el vástago central -MCT) y estabilidad. También se extendieron irregularmente las patas del tripié para solucionar el problema relacionado al ángulo descrito por el Sol durante el evento.
Nos quedamos hasta ver el amanecer del domingo 6 de junio y poder determinar a qué horas y dónde estaría el Sol con respecto al paisaje urbano al iniciar el tránsito, para evitar malas sorpresas y escoger el mejor sitio de la azotea. El tránsito iniciaría con el Sol apenas a 7° del horizonte y los edificios resultaron estar a unos 5° del mismo. ¡Ufff! ¡de panzazo! Este resultó ser el único día en que se pudieron hacer pruebas con el Sol.
Un descuido nos hizo pensar lo peor: ¡Que el tránsito no se vería completo desde Madrid! Esto no tenía sentido, pues los mapas de la NASA mostraban lo contrario. Lo que olvidamos considerar es que aunque España está directamente al Sur de Inglaterra, para fines de uso horario se encuentra a 1 hora ESTE del meridiano de Greenwich, y si a eso añadimos que ahora está en horario de Verano, la diferencia de la hora local de Madrid y la hora Universal es de 2 horas y éstas habrían de sumarse y no restarse (como estamos acostumbrados en México). Al no contemplar esta circunstancia, parecería que el tránsito ya habría avanzado 2 horas antes del amanecer, pero afortunadamente sólo fue una falsa alarma.
Ramiro tuvo que llevar desde México una batería para la operación de la computadora puesto que el voltaje y el tipo de conexión en Europa son distintos. Además, existía la posibilidad de que hiciéramos la observación en el campo si el clima no era benigno en Madrid. Desafortunadamente, la batería sufrió maltrato en algún aeropuerto y se rompió una pieza, por lo que hubo que buscar su reposición.
EL CLIMA
Desde que salimos de Monterrey teníamos conocimiento de que se pronosticaba una tormenta eléctrica en Madrid. ¡N’ombre –dijo Vicente- si aquí está despejadísimo! ¡No hay una sola nube! Famosas últimas palabras. Si bien el sábado el clima estuvo a pedir de boca, el domingo 6 de junio cayó la peor tormenta que Madrid había visto en más de un año ¡Rayos! Con pesadumbre, encontramos que en toda España se pronosticaba cielo nublado, tormenta eléctrica o lluvias para el martes 8 de junio. Por mi mente pasó un voto de confianza en que otros observadores del mundo no correrían la misma suerte que nosotros. Había, sin embargo, un pequeño resquicio por donde podríamos escabullirnos: hacia la Depresión del Ebro (el valle del río Ebro), a unos 300 Km. en dirección de los Pirineos. Las ciudades con mejores condiciones serían Calatayud, Zaragoza y Lérida.
El lunes 7 de junio amaneció un cielo oscuro, y todo el día estuvo nublado. Hubo hacia el atardecer un intento de cielo despejado, pero en la noche tuvimos que entrar prematuramente “a casa” a causa de la lluvia. ¡Rayos y Centellas! ¿Cuál sería la decisión más apropiada?¿Rentar un coche? Un vistazo al internet y pudimos ver que las nubes se habían extendido también hacia nuestras ciudades de refugio ¡Rayos, centellas y rayos bola!
Peeeero (como me escucharían decir) las condiciones habían cambiado favorablemente para Madrid. La tormenta que se había presentado el lunes en la madrugada era precisamente la que se esperaba para el martes. Así, los pronósticos mejoraron y se aseguraba que el día del tránsito sería soleado ¿Sería posible tanta belleza? Más valía, pues no había mucho que pudiéramos hacer al respecto por falta de vehículo.
LA OBSERVACION
La noche previa fue de sufrimiento y de verificación de datos, parámetros para las cámaras, tiempos, etc. Con nuestros horarios aún volteados a causa de la distancia, nos dio temor quedarnos dormidos, por lo que alternamos guardia hasta las 5:30, y entonces empezamos a subir el equipo a la azotea. (traten de subir y bajar cuatro pisos en 6 ocasiones, cargando telescopios, cajas y sillas, para saber lo que se siente).
El cielo amaneció perfecto, despejado, con una muy ligera bruma. La Luna en Cuarto Menguante adornaba el cielo sobre el horizonte sur. Ramiro y yo nos concentramos en la fotografía y registro del evento, mientras que Vicente y Oscar en la observación y apoyo.
Tal como era esperado, el Sol salió 2 minutos antes de las 7:00 AM, iluminando las torres de mayor altura hacia el norte y el sur. Poco después de las 7:00, el Sol había superado completamente el horizonte de hormigón y acero que teníamos frente a nosotros y nuestros telescopios hurgaban su superficie anticipando la llegada del disco oscuro de Venus.
Existían 2 versiones sobre la hora de la aparición del planeta, dependiendo de la fuente consultada. Unos decían que se asomaría en el disco iluminado del Sol a las 7:13, mientras que otros afirmaban que sería a las 7:20.
La atmósfera aplastaba la imagen del Sol y la turbulencia del aire hacía imposible observar nítidamente el contorno curvado del Sol. 7:13…y todo sereno…7:20….nada….7:22….¡Ahí está! –grité de gusto- ¡abajo!.
Después de 122 años de espera, Venus –la diosa de la Belleza- estaba cumpliendo su cita con el Astro Rey. Una pequeña muesca asomó poco a poco hacia el “interior” del Sol hasta que su oscuro disco parecía estar casi envuelto completamente por su disco iluminado. La expectativa era grande, pues pronto habría de observarse el fenómeno llamado “gota negra” cuando Venus (o Mercurio) ingresan totalmente en el disco solar: un efecto en el cual un oscuro apéndice parece asomar del planeta hacia afuera, como si fuera un puente. El disco del Sol estaba aumentado 60 veces y cubría todo el campo del ocular, y 180 veces al introducir el barlow 3X. Mayores aumentos no brindaban mayor detalle debido a la pobre estabilidad. Pero la gota negra nunca apareció. El disco simplemente se “introdujo” en el Sol sin dejar colita. Tal vez me sentí un poco desilusionado, pero la no observación del fenómeno confirma que generalmente este efecto se debe a la atmósfera y/o baja resolución del ocular empleado. Posteriormente Ramiro me comentó que él si observó el efecto, pero que desea confirmarlo con las fotos tomadas, puesto que podría tratarse de una ilusión óptica.
La observación de detalles finos es muy difícil a la luz del Sol, por lo que recurrimos a un anillo negro de sombra en algodón marca MCT. Afortunadamente estaba limpio, pues era poco romántico tener contra la cara un par de calcetines negros sujetados por una liga. No cualquiera posee un anillo negro de sombra con olor a Vel-Rosita.
Cuando el tránsito ya tenía un avance del 20%, llegó una amiga de Vicente –Rosa- quien es fotógrafa profesional y traía consigo una cámara digital y un juego de lentes envidiable. Rosa registró algunas imágenes “tras bambalinas” de la observación y registró el tránsito sosteniendo su cámara tras varios telescopios. Como siempre, existe la “suerte de principiante” y Rosa captó justo cuando un avión pasaba frente al Sol…¡Felicidades! Eventualmente llegó Andrés –marido de Rosa- que al asomarse por un telescopio exclamó graciosamente: -¿Vinieron desde México para ver este &%# puntito? (Más tarde reconoció que nunca había visto a Venus o el Sol a través de un telescopio, y él –como la mayoría- somos víctimas de ideas preconcebidas).
El avance fue lento, de tal manera que nos dio la oportunidad de disfrutar a nuestras anchas este raro fenómeno. Nuestra intención original era haber tenido una toma cada 5 minutos en película fotográfica para luego ensamblar una imagen con la trayectoria de Venus sobre el Sol, sin embargo, una serie de contingencias nos sorprendieron.
Además de ser utilizados para observación, los 4 telescopios instalados se emplearon para fotografiar el tránsito, la sorpresa fue que con el sistema híbrido que inventamos se necesitaban 2 personas para operarlo. Mientras yo trataba de mantener centrado a Venus en el reducido campo de la webcam, asomándome a través de un mini buscador, Ramiro y eventualmente Vicente operaban la computadora para grabar la secuencia de archivos animados (.avi) que ya procesados servirían para obtener imágenes de mayor resolución. La tarea se facilitó muchísimo al lograr que el sistema girara sobre un eje polar, pero controlar los movimientos era complicado. Finalmente, encontramos la manera de registrar unas 40 secuencias animadas.
Para evitar que la computadora se calentara demasiado a la luz del Sol y poder ver el monitor a la luz del día improvisamos una carpita sobre el equipo, con un cobertor. Súbitamente la computadora se apagó…¿Qué pasó? No estaba conectada a la electricidad de la red urbana (¿recuerdan que Ramiro compró una batería?) ¡El fusible de la batería había tronado!
–Ramiro…¿tienes más fusibles?
–No….
Pero afortunadamente Ramiro McGiver es fumador y utilizó el papel aluminizado de una cajetilla de cigarros para improvisar un fusible marca MCT y logró solucionar el problema. Nuevamente teníamos computadora y cámara web..¡Ufff!
No sería esta la primera vez que la computadora nos daría sorpresas y hubo que reiniciarla repetidamente.
Con la intención de enviar por correo las primeras imágenes del evento, encendimos la computadora de Vicente (4 pisos abajo) y poco después del tiempo medio del evento (10:20 AM) intentamos grabar algunos cuadros fijos en mi unidad de almacenamiento masivo USB, pero ¡Oh, sorpresa! Había olvidado traer el disco de instalación para la computadora de Ramiro. Pero no todo estaba perdido, Vicente consiguió unos discos de 3.5” y respaldé en ellos la información. Pero al llegar a la computadora de Vicente, se señalaba que los discos no tenían formato. Jojojo, ¡los discos no servían! Así que habría que bajar 11 pisos y conseguir en alguna tienda cercana los discos en cuestión. Encontré una tienda apropiada pero ¡Claro! …no podría ser de otra manera…¡se habían agotado! Afortunadamente en otro local cercano sí había. ¡Uf!
Sube 9 pisos…vuelve a grabar los discos…baja 4 pisos…”Los discos no tienen formato”… ¡¡¡AAAAARRRRGGGHHH! ¡Era la computadora, que tenía la unidad estropeada! Así, no hubo manera de enviar las imágenes de inmediato.
A medida que el Sol se levantó sobre el horizonte, se hizo progresivamente más nítida la imagen, y cuando Venus “tocó” nuevamente el borde del Sol, la gota de agua brilló por su ausencia, si bien Oscar exclamaba: -¡La gota de agua, la gota de agua! Mi telescopio no ofreció el contraste suficiente como para mostrar rasgo alguno de la atmósfera de Venus, aún cuando había abandonado parcialmente el disco solar.
Vicente grabó una serie continua de secuencias animadas durante el egreso y aún cuando la webcam había dejado de mostrar a Venus, el disco del planeta aún asomaba en mi telescopio una pequeñísima muesca hasta que a la 1:25 la perdí de vista al fin. Siguieron aplausos, gritos y un gran alivio y gratitud por haber tenido la oportunidad de contemplar tan bello espectáculo.
Ahora sí…a conocer el Museo del Prado.
AGRADECIMIENTOS
Sin la ayuda del Ing. Rafael Figueroa Méndez este viaje no me hubiera sido posible, por lo que deseo expresar mi más grato reconocimiento. ¡Gracias Rafa, por concederme esta oportunidad!
Gracias a Paty, Paula y Vicente por habernos recibido generosamente en su casa.
Gracias a Ilsa (Chata) y a Fernando por ofrecernos una exquisita cena española, que tras el éxito de la observación, ¡supo a gloria!
Gracias a Pepe García (Kosmos Scientific www.kosmos.com.mx ) por el préstamo de equipo, apoyo en la logística de los boletos y gastos de viaje.
Gracias a Carlos López por ayudarme a resolver pendientes de ASTRONOMOS.ORG www.astronomos.org en mi ausencia. (Hay excursión astronómica el 12 de junio y el 14 inicia un curso de astrofotografía en el Planetario Alfa)
Esperamos que todos nuestros amigos que se distribuyeron en el mundo (Egipto, República Dominicana, Italia, etc.) hayan tenido tan buen cielo como nosotros y que retornen felizmente a sus hogares. Pronto llegaremos a México y publicaremos los resultados una vez que se hayan revelado e impreso las fotos, además de procesar las imágenes electrónicas. Que tengan cielos despejados y gracias por acompañarnos en esta narración.